Viejas cámaras fotográficas

Imagen

La facilidad con la que me entusiasmo por las cosas o, tal vez, mi necesidad de dedicarme a tareas improductivas, me ha llevado a una nueva afición: las cámaras viejas. Y digo viejas en el título de este post porque no me atrevo a decir clásicas, o antiguas; eso lo dejo a los coleccionistas. Yo solo quiero tener cámaras viejas que funcionen. Sigue leyendo

Cultura Inquieta

Hay días que, sin esperarlo y sin saber por qué, se transforman en días especiales, y el pasado viernes fue uno de esos días mágicos. Me acerqué por Óptica Roma a recoger un préstamo de mi amigo Alberto, una Ikoflex de medio formato datada de 1950-52 (ya informaré en otra entrada) y acabé comiendo con tres fotógrafos a los que tenía ganas de conocer: Ángel, Pablo y Toni. Son gente muy interesante y espero mantener el contacto con ellos. La cosa es que acabamos esa noche en la Sala Caracol haciendo fotos a dos magníficas bandas que yo no conocía: Freedonia y Lefties Soul Connection con Michelle David. Fue mi primera sesión fotográfica en una sala de conciertos, y el cuerpo me pide más, así que volveré.

Conocí también a Juan, el alma mater del Festival Cultura Inquieta que se celebra todos los veranos en Getafe, del que Alberto me ha hablado tanto y al que este año no faltaré.

En fin, que sin haberlo esperado tuve un día que no olvidaré: conocí tres excelentes fotógrafos, hice fotos que no había hecho nunca, escuché dos grupos de calidad y tuve mi primer contacto con el festival Cultura Inquieta. ¿Se puede pedir más? Quien tiene un buen amigo tiene un tesoro. Gracias, Alberto.

Exposición de Lewis Hines en la Fundación Mapfre

En el marco de las actividades organizadas por la Asociación A Través del Objetivo, hoy hemos visitado la exposición de la obra de Lewis Hines en la Fundación Mapfre.

No voy a hablar del fotógrafo, porque tenéis su biografía en Wikipedia, pero os doy un consejo: mejor en la Wiki inglesa que en la española, porque la primera es bastante más rigurosa que la segunda.

De la biografía de Lewis Hines (1874-1940) se puede destacar la devoción con la que se dedicó a la fotografía documental. Su obra tiene una evidente intención social, en especial sus trabajos dedicados a denunciar los excesos del capitalismo en el abuso del empleo infantil. En mi opinión, Lewis Hines supeditó los aspectos artísticos de su obra a su valor documental, aunque no renunció a la evolución estética de sus trabajos, especialmente en el campo de la iluminación.

Lewis Hines fue un tipo admirable. Autodidacta en su formación fotográfica, hizo largos viajes cargado con su enorme cámara y sus pesadas placas de cristal para servir a sus ideales políticas, para construir una sociedad mejor. Y a cambio no obtuvo gran cosa: una fama pasajera y vivir sus últimos años en la pobreza.

Esta breve entrada es para recomendaros que vayáis. La exposición está en el Paseo de Recoletos 23 de Madrid, hasta el 29 de abril de 2012. Y es gratuita.

Fotografía comercial de alimentos

Como sabéis quienes seguís este blog, mi intención no es otra que compartir conocimientos con vosotros. Aquí va otra entrada sobre fotografía, para contaros mi experiencia de unos meses haciendo fotografía de alimentos. Además me ha parecido oportuno hacerlo porque no he conseguido encontrar un buen libro sobre el tema (más allá de esos de divulgación que no sirven para nada), y las cosas que he leído en Internet me han confundido más que otra cosa. Se habla de “maquillaje de alimentos” o se dice que el tratamiento es el mismo de las naturalezas muertas, o que debe utilizarse luz natural, lo que no encaja en absoluto con mi experiencia.

La fotografía de alimentos es una disciplina bastante común; nos demos cuenta o no, al cabo del día vemos muchas fotos de comida en envases, prensa, publicidad, revistas, restaurantes, supermercados… Lo que no quita que este tipo de fotografía ofrezca una dificultad técnica superior a la de otras disciplinas fotográficas, básicamente porque se trata de captar de forma realista volúmenes opacos, colores y brillos sin hacer excesivas interpretaciones. De hecho, en algunos tipos de fotografías de alimentos, como las dedicadas a envases, puede que el cliente prohíba toda creatividad: la foto de unas judías debe mostrarlas tal cual son.

 

 

El cliente

En fotografía de alimentación, lo habitual es trabajar para un cliente, normalmente una agencia de publicidad y diseño, una revista o un cliente final, por ejemplo un restaurante. Cuanto más importante es el cliente, más personas intervienen en la aprobación del trabajo, así que ármate de paciencia; será habitual que tengas que repetir un trabajo porque alguien que no entiende nada de fotografía opine que algo no está bien hecho. En este sentido, el fotógrafo comercial tiene que considerar que recibir críticas forma parte de su trabajo, por ingrato que sea. Oirás a menudo comentarios tan fundamentados como “la foto ha quedado poco apetitosa” o “no sé, veo la lechuga con poca vida”Sigue leyendo

Mi flujo de trabajo en LightRoom

Me preguntan a veces qué pautas sigo para organizar mis fotografías en el archivo digital. Esto es algo muy personal, y lo que yo hago no es necesariamente lo mejor, pero después de varios cambios he adoptado el siguiente flujo de trabajo.

1.- Descarga

Siempre sin excepción descargo las fotos de las cámaras desde Lightroom (LR). Es la mejor forma de que coincidan la biblioteca de tu editor fotográfico con la biblioteca del disco duro. Dado que este programa y otros similares trabajan con copias virtuales o metadatos de los archivos originales, si modificas la ubicación de archivos manualmente desde el explorador o descargas archivos sin que tu editor lo sepa, tu bilioteca LR no será coherente y acabarás perdiendo fotografías.

Este es el momento de hacer una copia de seguridad (mi Time Machine la hace automáticamente) y borrar la tarjeta de memoria de la cámara, para que esté libre para el próximo uso.

2.- Incubadora

Descargo todas las fotografías a una carpeta llamada incubadora. Aquí hago el etiquetado básico; el que puedo hacer por lotes.

Sigue leyendo

Fotografía con modelos: haz un contrato

Antes o después, el fotógrafo iniciado tiene la oportunidad de practicar la fotografía con modelos. Lo más frecuente es que algún amigo o amiga se preste a ser fotografiado de manera menos «espontánea» de lo habitual, en un lugar elegido y con una ropa concreta. Y quienes estudian en una escuela pueden disfrutar de una primera sesión de estudio con un o una modelo más o menos profesional. A mí me gusta esta última modalidad que tiene las ventajas de la fotografía de estudio en cuanto al control total del entorno, en especial de las condiciones lumínicas y los fondos, y además proporciona un lugar cómodo en el que los modelos pueden cambiarse de ropa, retocar su maquillaje o practicar poses sin estar en la calle a la vista de cualquiera.

Lo más atractivo de esta modalidad de fotografía es la interacción entre fotógrafo y modelos, y sobre este asunto va mi reflexión de hoy, porque de que esto funcione bien depende que la sesión sea un éxito o, por lo contrario, un total fracaso. Lo más habitual en nuestros comienzos como fotógrafo de modelos es que estos no cobren por su trabajo pero, aunque cobren, el problema que se plantea suele ser el mismo: ni el/la modelo sabe bien qué espera del fotógrafo ni éste sabe qué espera de el/la modelo. Y esto da lugar a ciertas incomodidades al menos en la primera sesión, hasta que surge la confianza.

Sigue leyendo

¿Qué es un fotógrafo?

A menudo, quienes nos dedicamos a la fotografía nos preguntamos qué es en realidad un fotógrafo, si nos podemos presentar ante un desconocido como fotógrafos, si podemos atribuirnos esta definición en un curriculum o en nuestra presentación en la web.

Según el diccionario de la Real Academia Española, fotógrafo es el que hace fotografías o el que tiene por oficio hacerlas. Sin embargo, sabemos por intuición que es un poco excesivo denominar fotógrafo al turista que hace instantáneas ocasionales con una compacta. Y es que hoy cualquiera hace fotos, porque las cámaras digitales se han popularizado, son cada vez más baratas y, al menos en modo automático, “hacen fotos solas”. Es más, si hace unos años los equipos profesionales sólo estaban al alcance de unos pocos, hoy te puedes encontrar con personas que tienen equipos de alta gama que no saben usar. Sigue leyendo

Mi estudio casero

Hoy quiero compartir con vosotros mi “cómo-se-hace” cuando nos iniciamos en el mundo de las fotografías de estudio.

El estudio tiene una inmensa ventaja sobre otras formas de fotografía: permite controlar la luz. Adicionalmente, el estudio permite elaborar la composición con toda la tranquilidad que no es posible en otras modalidades fotográficas. Puedes decidir qué va en cada sitio, qué fondo quieres y cómo quieres iluminar todo eso. Y puedes llegar a hacer fotografías muy gratificantes, de las que vale la pena enmarcar y colgar de la pared del salón.

Lo más lógico es ir adquiriendo equipo a medida que se vaya necesitando, e invertir en cosas que sabemos que vamos a amortizar, bien porque las vamos a usar mucho, bien porque se pagan solas si estamos haciendo encargos profesionales para un cliente. Yo he optado por las cosas baratas. Cada encargo exige fondos de colores y texturas diferentes, así que suelo utilizar telas que compro al peso y de oferta. Luego están las tiendas de suministros plásticos, como Resopal, donde se encuentran materiales traslúcidos para tamizar la luz de foco o natural, opacos para reflectantes, superficies mates o brillantes para los fondos… En la ferretería he conseguido unas pinzas de muelle que creo que se llaman mordazas (marca Wolfcraft) que utilizo mucho. También uso pinzas de papelería, o de la ropa. Y en las tiendas de manualidades se encuentra el resto.

Os voy a enseñar dos configuraciones. La primera es la del salón, para retratos. Como tengo alergia al polvo, prescindí de cortinas en el salón, y en su lugar puse un estor plástico de Gradulux que ha resultado ser un excelente fondo.


1. Fondo plástico mate en color neutro crudo que no da reflejos.
2. Foco sobre el fondo que lo hace desaparecer e ilumina al modelo desde atrás.
3. Paraguas (normalmente blanco o plata).
4. Segundo flash con ventana difusora.
5. Cámara sobre trípode.

La segunda configuración es la del estudio de sobremesa, para bodegones y cosas por el estilo.

1. Lámina de PVC blanco a la que doy forma con dos cordones que regulo con dos pinzas
2. Utilizo palillos para marcar posiciones para poder manipular lo que fotografío y volver a ponerlo en su lugar.
3. Cutrerreflector que era parte de un embalaje, que cualquier cosa vale.
4. Foco trasero (imprescindible para fotografiar comida).
5. Luz cenital con difusor.
6. Cámara sobre trípode. Dispara el flash de arriba por el cable rojo y el trasero por simpatía.
7. La cámara va conectada por cable USB al ordenador, desde donde la opero con Lightroom y disparo. Así veo en tiempo real los resultados y puedo hacer pequeños ajustes.
8. Tableta gráfica, aunque para todo esto el ratón es suficiente e incluso más cómodo.
9. Imprescindible un cuaderno en el que apuntar los parámetros que se han usado y los nombres de los archivos que valen, o que te aprueba el cliente. Si no, te vuelves loco y además luego no sabes qué facturar.

Y como en todos los campos de la vida, si estudias un buen libro tu técnica mejorará rápidamente. El que más me ha gustado por su enfoque y porque enseña cómo iluminar diferentes materiales es “La iluminación en la fotografía”, de Paul Fuqua, Fil Hunter y Steven Biver. Yo lo tengo en inglés, pero Anaya lo ha editado en castellano y se puede encontrar por 41,80.-€ en FNAC.

Y ahora, a practicar !!!

Objetivos para la Canon 5D Mark II

Me pregunta mi querida Inoni qué objetivos recomiendo para su flamante Canon 5d Mark II, y me pone en un compromiso porque ¡anda que no se han escrito cosas sobre el formato completo! Por eso hago aquí un aviso previo: este post no tiene ningún dato técnico ni método científico, porque se basa sólo en mis impresiones subjetivas como usuario de esta cámara.

Como sabéis, los soportes fotográficos han ido experimentando una reducción de tamaño por razones prácticas. Los primeros materiales fotosensibles impregnaban grandes placas de cristal y requerían animales de carga para ser transportados. La mejora en las ópticas permitió ir reduciendo el tamaño de esos cristales, que siguieron siendo pesados y frágiles. Todavía hay por casa alguna diapositiva en cristal de la década de los 50 del pasado siglo. La invención del celuloide y de los soportes plásticos supuso una reducción de peso importante, y permitió una mayor movilidad del fotógrafo.

Coexistiendo con formatos mayores, la popularización de las cámaras tipo réflex a partir de los 70 impuso el estándar denominado 35 milímetros: un fotograma rectangular de proporción 3×2 cuyo lado más largo mide 35 mm. Las razones por la que se impuso este estándar son varios: la proporción 3×2 es estéticamente natural y agradable a la vista (probablemente, es lo más parecido a cómo vemos) y el negativo permite ampliaciones de bastante tamaño sin resentirse la calidad. Y así, durante varias décadas el formato 35 mm fue el más utilizado. Hasta la llegada de la fotografía digital.

Sigue leyendo

Mario Testino, “Todo o Nada”, Museo Thyssen Bornemisza (Madrid)

Esta semana he visitado, acompañado de buenos amigos, la exposición fotográfica de Mario Testino en el Thyssen. Son 54 fotografías de gran formato. Hay fotografías de moda y desnudos, pero las protagonistas son siempre mujeres.

Mario Testino (Lima, 1954) es conocido principalmente por su trabajo en el mundo de la moda. Ha trabajado para Vogue, Vanity Fair y otras revistas del sector y ha retratado a parte de la realeza británica. Ha fotografiado a las modelos más consagradas y a actrices famosas. Es autor de varios libros y de exposiciones en importantes museos.

Todas las fotografías que componen la exposición son de gran formato, de al menos un metro de largo, lo que les aporta cierta grandeza y a la vez invita a acercarse a ellas para apreciar los detalles. Muchas de las fotografías sorprenden por su resolución, por su nivel de detalle. Son reproducciones de altísima calidad, muy cuidadas. Las fotografías en color se han imprimido en un papel de satinado metálico que les da viveza, mientras que las obras en blanco y negro utilizan como soporte una especie de cartulina rugosa que les aporta profundidad.

La calidad técnica de las obras expuestas es irreprochable. El trabajo de iluminación es impresionante en cada una de las fotografías y los retoques pasan en general desapercibidos.

La calidad artística de la exposición es indudable. Testino recuerda en ocasiones a Richard Avedon, a quien parece homenajear en alguna fotografía. Sus modelos son las más cotizadas top-models y celebrities, y las trata como tales. En cada obra está la huella de un ejército de maquilladores y estilistas. Y es que a Testino le interesa la estética sobre todas las cosas. Trata a las mujeres como objetos bellos, como deidades, y no busca reflejar su alma. Una misma modelo puede resultar irreconocible en dos fotografías distintas. Sus obras buscan transmitir la belleza y la perfección, no pretenden contar ninguna historia. Cuando hay atrezzo, está al servicio de la estética, y no de la narración, que no existe.

Me viene a la cabeza Jeanloup Sieff, que también hizo moda y desnudos, pero su visión de la mujer es radicalmente distinta. Sieff penetra en la psicología de sus modelos, busca su complicidad, establece una relación íntima con ellas, las convierte en objetos de deseo. Por el contrario, Testino las presenta como objetos de contemplación. La visión de Testino como fotógrafo está condicionada por la industria en la que trabaja.

El precio de la entrada es 5.-€ y tenéis hasta el 9 de enero de 2011 para disfrutar esta magnífica exposición.