Escáner casero de negativos

ImagenComo ya he contado aquí, he vuelto a disparar en formato analógico, y me he planteado qué hacer con los negativos para evitar que se queden en un cajón. En concreto, tengo un par de carretes disparados con la Ikoflex de 1950 que me prestó Alberto López de Optica Roma. Me puse a buscar algún escáner para negativos de 6×6 y me encontré con dos obstáculos: hay muy poca oferta y son muy caros. Sigue leyendo

Mis primeras cámaras soviéticas

ImagenTener una buena colección de cámaras antiguas requiere tiempo, dinero y espacio, cosas que a mí me faltan. Sin embargo, distintas circunstancias que no vienen aquí a cuento han puesto a mi alcance algunas cámaras fotográficas de otra época. Encargué un par de cámaras a mi contacto en Kiev y, después de una espera que se me ha hecho larga, han llegado a mis manos mis dos primeras reliquias soviéticas: una Zorki-4 y una Salyut-S. Sigue leyendo

Viejas cámaras fotográficas

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La facilidad con la que me entusiasmo por las cosas o, tal vez, mi necesidad de dedicarme a tareas improductivas, me ha llevado a una nueva afición: las cámaras viejas. Y digo viejas en el título de este post porque no me atrevo a decir clásicas, o antiguas; eso lo dejo a los coleccionistas. Yo solo quiero tener cámaras viejas que funcionen. Sigue leyendo

Cultura Inquieta

Hay días que, sin esperarlo y sin saber por qué, se transforman en días especiales, y el pasado viernes fue uno de esos días mágicos. Me acerqué por Óptica Roma a recoger un préstamo de mi amigo Alberto, una Ikoflex de medio formato datada de 1950-52 (ya informaré en otra entrada) y acabé comiendo con tres fotógrafos a los que tenía ganas de conocer: Ángel, Pablo y Toni. Son gente muy interesante y espero mantener el contacto con ellos. La cosa es que acabamos esa noche en la Sala Caracol haciendo fotos a dos magníficas bandas que yo no conocía: Freedonia y Lefties Soul Connection con Michelle David. Fue mi primera sesión fotográfica en una sala de conciertos, y el cuerpo me pide más, así que volveré.

Conocí también a Juan, el alma mater del Festival Cultura Inquieta que se celebra todos los veranos en Getafe, del que Alberto me ha hablado tanto y al que este año no faltaré.

En fin, que sin haberlo esperado tuve un día que no olvidaré: conocí tres excelentes fotógrafos, hice fotos que no había hecho nunca, escuché dos grupos de calidad y tuve mi primer contacto con el festival Cultura Inquieta. ¿Se puede pedir más? Quien tiene un buen amigo tiene un tesoro. Gracias, Alberto.

Exposición de Lewis Hines en la Fundación Mapfre

En el marco de las actividades organizadas por la Asociación A Través del Objetivo, hoy hemos visitado la exposición de la obra de Lewis Hines en la Fundación Mapfre.

No voy a hablar del fotógrafo, porque tenéis su biografía en Wikipedia, pero os doy un consejo: mejor en la Wiki inglesa que en la española, porque la primera es bastante más rigurosa que la segunda.

De la biografía de Lewis Hines (1874-1940) se puede destacar la devoción con la que se dedicó a la fotografía documental. Su obra tiene una evidente intención social, en especial sus trabajos dedicados a denunciar los excesos del capitalismo en el abuso del empleo infantil. En mi opinión, Lewis Hines supeditó los aspectos artísticos de su obra a su valor documental, aunque no renunció a la evolución estética de sus trabajos, especialmente en el campo de la iluminación.

Lewis Hines fue un tipo admirable. Autodidacta en su formación fotográfica, hizo largos viajes cargado con su enorme cámara y sus pesadas placas de cristal para servir a sus ideales políticas, para construir una sociedad mejor. Y a cambio no obtuvo gran cosa: una fama pasajera y vivir sus últimos años en la pobreza.

Esta breve entrada es para recomendaros que vayáis. La exposición está en el Paseo de Recoletos 23 de Madrid, hasta el 29 de abril de 2012. Y es gratuita.

Fotografía comercial de alimentos

Como sabéis quienes seguís este blog, mi intención no es otra que compartir conocimientos con vosotros. Aquí va otra entrada sobre fotografía, para contaros mi experiencia de unos meses haciendo fotografía de alimentos. Además me ha parecido oportuno hacerlo porque no he conseguido encontrar un buen libro sobre el tema (más allá de esos de divulgación que no sirven para nada), y las cosas que he leído en Internet me han confundido más que otra cosa. Se habla de “maquillaje de alimentos” o se dice que el tratamiento es el mismo de las naturalezas muertas, o que debe utilizarse luz natural, lo que no encaja en absoluto con mi experiencia.

La fotografía de alimentos es una disciplina bastante común; nos demos cuenta o no, al cabo del día vemos muchas fotos de comida en envases, prensa, publicidad, revistas, restaurantes, supermercados… Lo que no quita que este tipo de fotografía ofrezca una dificultad técnica superior a la de otras disciplinas fotográficas, básicamente porque se trata de captar de forma realista volúmenes opacos, colores y brillos sin hacer excesivas interpretaciones. De hecho, en algunos tipos de fotografías de alimentos, como las dedicadas a envases, puede que el cliente prohíba toda creatividad: la foto de unas judías debe mostrarlas tal cual son.

 

 

El cliente

En fotografía de alimentación, lo habitual es trabajar para un cliente, normalmente una agencia de publicidad y diseño, una revista o un cliente final, por ejemplo un restaurante. Cuanto más importante es el cliente, más personas intervienen en la aprobación del trabajo, así que ármate de paciencia; será habitual que tengas que repetir un trabajo porque alguien que no entiende nada de fotografía opine que algo no está bien hecho. En este sentido, el fotógrafo comercial tiene que considerar que recibir críticas forma parte de su trabajo, por ingrato que sea. Oirás a menudo comentarios tan fundamentados como “la foto ha quedado poco apetitosa” o “no sé, veo la lechuga con poca vida”Sigue leyendo

Mi flujo de trabajo en LightRoom

Me preguntan a veces qué pautas sigo para organizar mis fotografías en el archivo digital. Esto es algo muy personal, y lo que yo hago no es necesariamente lo mejor, pero después de varios cambios he adoptado el siguiente flujo de trabajo.

1.- Descarga

Siempre sin excepción descargo las fotos de las cámaras desde Lightroom (LR). Es la mejor forma de que coincidan la biblioteca de tu editor fotográfico con la biblioteca del disco duro. Dado que este programa y otros similares trabajan con copias virtuales o metadatos de los archivos originales, si modificas la ubicación de archivos manualmente desde el explorador o descargas archivos sin que tu editor lo sepa, tu bilioteca LR no será coherente y acabarás perdiendo fotografías.

Este es el momento de hacer una copia de seguridad (mi Time Machine la hace automáticamente) y borrar la tarjeta de memoria de la cámara, para que esté libre para el próximo uso.

2.- Incubadora

Descargo todas las fotografías a una carpeta llamada incubadora. Aquí hago el etiquetado básico; el que puedo hacer por lotes.

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Fotografía con modelos: haz un contrato

Antes o después, el fotógrafo iniciado tiene la oportunidad de practicar la fotografía con modelos. Lo más frecuente es que algún amigo o amiga se preste a ser fotografiado de manera menos «espontánea» de lo habitual, en un lugar elegido y con una ropa concreta. Y quienes estudian en una escuela pueden disfrutar de una primera sesión de estudio con un o una modelo más o menos profesional. A mí me gusta esta última modalidad que tiene las ventajas de la fotografía de estudio en cuanto al control total del entorno, en especial de las condiciones lumínicas y los fondos, y además proporciona un lugar cómodo en el que los modelos pueden cambiarse de ropa, retocar su maquillaje o practicar poses sin estar en la calle a la vista de cualquiera.

Lo más atractivo de esta modalidad de fotografía es la interacción entre fotógrafo y modelos, y sobre este asunto va mi reflexión de hoy, porque de que esto funcione bien depende que la sesión sea un éxito o, por lo contrario, un total fracaso. Lo más habitual en nuestros comienzos como fotógrafo de modelos es que estos no cobren por su trabajo pero, aunque cobren, el problema que se plantea suele ser el mismo: ni el/la modelo sabe bien qué espera del fotógrafo ni éste sabe qué espera de el/la modelo. Y esto da lugar a ciertas incomodidades al menos en la primera sesión, hasta que surge la confianza.

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Godo hediondo !

Colegio San Ignacio, Las Palmas de Gran Canaria, Curso 1971-72

Este año conocí a Elena, una simpática alumna de acento canario. Charlar con ella hizo que viniera con fuerza a mi memoria algo que sucedió hace casi cuarenta años.

Cuando yo tenía nueve, mi padre consiguió un trabajo bien remunerado en Las Palmas de Gran Canaria y allí nos fuimos a vivir. Me adapté sin dificultad a aquella vida tranquila que propiciaba un clima benigno y me adapté con facilidad a mi nuevo colegio.

Pero en los recreos me cruzaba con un compañero que me espetaba a la cara: “godo hediondo”. Una y otra vez, uno y otro día durante todos los del curso, aquel chico al que yo no conocía de nada me miraba con cara de rabia y me llamaba godo hediondo.

Entonces eran habituales las peleas entre chiquillos; dos o más chavales se enzarzaban a trompazos y sólo paraban cuando les separaban los compañeros, cuando aparecía un adulto o cuando alguno se hacía daño de verdad. Yo nunca participé en ninguno de esos ritos viriles; no tenía la valentía o la temeridad necesarias, y mi carácter pacífico y tranquilo me impedía participar de esos espectáculos más que como espectador de la fila de atrás.

Pero escuché una conversación de mayores y me enteré de que la expresión “godo hediondo” era un insulto, y no de los menores, dedicado a los venidos de la Península. Y mi resentimiento contra aquel chico empezó a superar mi aversión a las peleas. Así que la siguiente vez que me lo crucé en el patio del colegio no tuvo ni tiempo de dirigirme la palabra, porque me abalancé sobre él, con la mala suerte de que le desmonté del marco un cristal de sus gafas. El borde del cristal le hizo un pequeño corte del que manó una minúscula gota de sangre. Yo me quedé aterrorizado por lo que había hecho y le pedí perdón repetidamente mientras me miraba asustado por mi súbita reacción. Afortunadamente, ningún profesor tuvo noticia del suceso, porque nadie se chivó.

Fue una pelea vergonzosa en la que hubo violencia pero no golpes. Me produjo una duradera culpabilidad sólo mitigada por el sorprendente efecto de lo sucedido: aquel chico no sólo dejó de insultarme, sino que empezó a saludarme e incluso, pensé yo, a tratarme con cierto respeto.

Lo más curioso de esta historia es que es la primera vez que la cuento a alguien en cuarenta años.

¿Qué es un fotógrafo?

A menudo, quienes nos dedicamos a la fotografía nos preguntamos qué es en realidad un fotógrafo, si nos podemos presentar ante un desconocido como fotógrafos, si podemos atribuirnos esta definición en un curriculum o en nuestra presentación en la web.

Según el diccionario de la Real Academia Española, fotógrafo es el que hace fotografías o el que tiene por oficio hacerlas. Sin embargo, sabemos por intuición que es un poco excesivo denominar fotógrafo al turista que hace instantáneas ocasionales con una compacta. Y es que hoy cualquiera hace fotos, porque las cámaras digitales se han popularizado, son cada vez más baratas y, al menos en modo automático, “hacen fotos solas”. Es más, si hace unos años los equipos profesionales sólo estaban al alcance de unos pocos, hoy te puedes encontrar con personas que tienen equipos de alta gama que no saben usar. Sigue leyendo